Crítica de «Yo Nena, Yo Princesa» de Federico Palazzo (2021)

Basada en el libro homónimo de Gabriela Mansilla, que a su vez se centra en su propia experiencia, «Yo nena, yo princesa» narra la historia de Luana, quien a pesar de haber nacido como varón ya desde sus primeros años de vida se identifica como niña. A partir de eso, su madre intentará comprender la situación, comenzando así una lucha por los derechos y la identidad de género de su hija, como también deberá lidiar con los prejuicios de su alrededor, entre ellos los de su propio marido.

Luego de su estreno limitado en salas de cine en octubre del año pasado, hace unas semanas llegó a Star+ para traernos una historia de superación y de lucha, contada desde un costado sumamente honesto y sensible. Plasma una realidad con la que seguro varios podrán sentirse identificados, tanto en la piel de Luana como en la de su familia.

«Yo nena, yo princesa» aborda un tema importante y necesario que todos deberían conocer para poder construir una sociedad más justa, igualitaria y sin discriminación, donde todos se sientan respetados y aceptados. Nos muestra los prejuicios, los miedos y el rechazo, muchas veces por falta de información, pero también destaca a esas personas y organizaciones que entienden la situación y logran acompañar a las familias durante el proceso.

Uno de los puntos más altos del film es sin dudas la actuación del elenco, principalmente la de Eleonora Wexler como Gabriela, una madre que lucha por los derechos de su hija con todo lo que tiene. Plasma de buena manera las distintas reacciones que va teniendo a lo largo del tiempo: el desconocimiento y miedo inicial y la aceptación y apoyo final. Juan Palomino muestra la otra cara de la moneda, esos padres que no pueden terminar de entender la situación o no logran aceptar que lo que quieren para la vida de sus hijos no es lo mismo que lo que ellos sienten o deciden. Por su parte, Isabella G.C, quien interpreta a Manu/Luana, comunica muy bien las sensaciones de incomodidad, tristeza, alegría y valentía por las que va transitando. A pesar de su corta edad sabe muy bien quién es y lo que quiere. No tiene diálogos demasiado extensos, sino que todo lo transmite a través de sus gestos, sus miradas y su sonrisa, que aparece solo en los momentos en los cuales puede mostrarse tal cual es. Acompañan de buena manera Valentina Bassi, Lidia Catalano y Mariano Bertolini como la familia de Gabriela, que la apoya incondicionalmente; Paola Barrientos como la psicóloga, un pilar esencial en este camino; y Valentino Vena como el hermano mellizo de Luana, que muestra la inocencia y naturalidad de los chicos.

Los aspectos técnicos están logrados. Principalmente se hace un uso particular de la música, donde en varios momentos se prescinde de diálogos y solamente se muestra a los personajes acompañados por una banda sonora emotiva. El vestuario también cumple un rol importante, marcando la identidad de los personajes. 

Por momentos los tiempos del film nos confunden un poco. Van y vienen en el relato con diferentes peinados, los chicos se encuentran más crecidos, por lo que no se termina de entender si pasó mucho o poco tiempo entre una secuencia y otra. De todas maneras es un detalle menor.

En síntesis, «Yo nena, yo princesa» es una película sumamente necesaria que habla de la infancia trans desde una mirada honesta y sensible. Con una historia que va contando el proceso de transición, los prejuicios, los miedos, el apoyo y la aceptación, logradas actuaciones y un mensaje optimista, es un film que todos deberían ver.

Puntaje:

 

 

Tráiler:

 

Samantha Schuster

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