Crítica de «Luca» de Enrico Casarosa (2021)
Aunque por la pandemia se estrenó directamente en la plataforma Disney+, ahora tenemos la oportunidad de ver «Luca» en pantalla grande. El director italiano Enrico Casarosa (que anteriormente hizo el corto nominado al Oscar, «La Luna») nos regala esta ópera prima a puro corazón que habla sobre la amistad y la inclusión.
Luca es un pequeño monstruo marino que pasa sus días preguntándose qué hay más allá del océano, pero sus padres no lo dejan fantasear mucho por su miedo a los humanos. Un día conocerá a Alberto, otro chico como él que vive en la superficie y que cuando está en la tierra se transforma en persona. Es así como ambos vivirán una aventura de verano en Portorosso, un pueblo de la Rivera Italiana, con el sueño de juntar dinero para comprarse una Vespa, mientras deberán hacer todo lo posible para que su secreto no salga a la luz.
La película pone el foco en hablar sobre el valor de la amistad, la comprensión, la inclusión, el ser diferente, el aceptarse tal como uno es, la valentía frente a las cosas que nos dan miedo y el folclore y las tradiciones italianas, entre otras cuestiones.
Si bien las películas de Pixar siempre funcionan en dos niveles, uno más infantil y otro más adulto, «Luca» no se siente tan profunda como otras cintas de la productora que vimos en los últimos años como «Soul» (2020) o «Intensamente» (2015), que exploran asuntos más metafísicos que pueden ser más para la gente más grande que para los chicos. De todas maneras, el film logra equilibrar de buena manera el tono para el disfrute de todos. Por momentos la historia se vuelve más graciosa y divertida, contraponiendo la personalidad de los protagonistas y viendo sus reacciones frente a los obstáculos que deben superar, y por otros apela más a las emociones y a conmover al espectador, pero sin caer en instantes lacrimógenos.
El elenco de voces hace un muy buen trabajo para plasmar los sentimientos, los pensamientos y la personalidad de cada uno de los personajes, principalmente el de los dos protagonistas, interpretados por Jacob Tremblay como Luca y Jack Dylan Grazer como Alberto. Mientras que Tremblay ofrece ternura, inocencia y curiosidad, Grazer le aporta confianza y rebeldía a su papel. También debemos destacar la labor de Emma Berman, quien con gran energía y firmeza se pone en la piel de Giulia, una niña que conocen en el pueblo y rápidamente se volverán amigos.
Tal vez se la podría haber hecho íntegramente en italiano para darle un poco más de calidez y credibilidad a la historia, pero de todas maneras se incorporan algunas frases o palabras características que sobresalen dentro del discurso en inglés y le agregan cierto énfasis o importancia a lo que se dice.
En este sentido, debemos subrayar la importancia de que un italiano como Casarosa haya podido dirigir esta película porque logra plasmar su identidad y experiencia en cada expresión de los personajes, los paisajes o las comidas que aparecen a lo largo del film. Se nota la inspiración de la trama en su propia vida y el trabajo que hubo detrás para reconstruir aquella década de los ‘50 y 60’. En todo momento, Italia está presente.
En cuanto a los aspectos técnicos no hay demasiado para decir, teniendo en cuenta que Pixar se encuentra detrás de este proyecto. Su animación siempre es sublime y, en este caso, tanto los personajes como los paisajes que retratan la Rivera Italiana con tanto detalle están muy bien construidos. La utilización de colores vívidos y llamativos le aportan calidez y la banda sonora acompaña de tal manera que nos transporta a la época dorada de Italia.
En síntesis, «Luca» es una película que habla sobre el poder de la amistad a través de una historia tan divertida como conmovedora. Gracias a la construcción de sus personajes, el trabajo del elenco de voces y el contexto en el cual se desarrolla la trama, la cinta logra plasmar la identidad italiana, con frases, comidas y paisajes característicos. Un film que carece de la profundidad de algunas de sus predecesoras pero que cautiva por igual.
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Samantha Schuster