“El Abrazo de la Serpiente”, orgullo colombiano

A lo largo de toda su historia, el cine de Colombia ha tenido muchas decadencias y florecimientos debido a determinados factores internos o de financiación, pero en este siglo XXI es increíble el crecimiento que ha tenido.

Una de las consecuencias de este brutal incremento en la producción y en la calidad de las películas es la realización de “El abrazo de la serpiente” (Ciro Guerra, 2015). Es una cinta dramática que se trata sobre la Fiebre del Caucho en las Amazonas, en la que un chamán, que es el último sobreviviente de su tribu, se encuentra con dos científicos (uno alemán y otro estadounidense) en dos momentos distintos de su vida (1909 y 1940). Ambos van en busca del “yakruna”, una misteriosa planta sagrada.

Es una tremenda película sobre la soledad y el temor de ser el último de la tribu, y también indaga mucho en lo que es el aislamiento de la sociedad, las culturas indígenas, la dificultad para comunicarse y la comprensión del otro. Está filmada enteramente en blanco y negro, pero con una fotografía extremadamente cuidada en cada toma del film.

La razón de ser el gran orgullo colombiano es que le ha valido su primera nominación al Óscar como Mejor Película de Habla no Inglesa, además de ser presentada en el Festival de Cannes. Aplaudida por todos los críticos, “El abrazo de la serpiente” tiene condimentos muy propios del país cafetero que conquistaron al mundo entero.

Además de todo, es considerada una hazaña histórica por su bajo presupuesto y la dificultad para filmar en la selva (y eso que fueron sin cámaras digitales). Es realmente increíble lo que lograron, a pesar de haber tenido que enfrentar numerosos problemas en la logística, en el transporte y peligros propios de la naturaleza como serpientes venenosas. Una verdadera aventura arriesgada pero que valió la pena totalmente.

Asimismo, hubo complicaciones en las elecciones de los personajes, ya que a los chamanes (el joven y el viejo) había que prepararlos con meses de anticipación porque no poseían nada de experiencia actoral o en el cine.

A nivel mundial, la película ha obtenido la aclamación universal, más que nada por la terrible dificultad para filmarla y el increíble resultado obtenido. Si bien por momentos es un poco lenta, la realidad es que es el propio tono que le transmite la hermosa cultura indígena y un poco de su propia mística diferente a la nuestra.

En sí, no es una cinta para todos, al no ser tan comercial, pero muy disfrutable por lo que significa. Y sin lugar a dudas, un orgullo para Colombia.

Manuel Otero

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