«House of the Dragon», un spin-off a la altura de los mejores momentos de «Game of Thrones»

En mayo de 2019 terminó «Game of Thrones» después de ocho temporadas. Una serie que conquistó tanto el corazón de los fanáticos de los libros como de aquellos que se fueron interiorizando en la historia a medida que salieron las distintas entregas. Sin embargo, las decisiones finales que fueron tomando como también su resolución no terminaron de convencer a todo el público, dejando una mala sensación general. Es por eso que cualquier otro producto devenido de «Game of Thrones» generaba tanto fascinación como temor por lo que podría llegar a suceder.

En agosto se estrenó «House of the Dragon», el primer spin-off de «Game of Thrones», que cuenta la historia ambientada 172 años antes de Daenerys Targaryen y en el noveno año del reinado de Viserys Targaryen, rey cuya línea de sucesión está en peligro. Su esposa Aemma está embarazada, aunque no hay garantía de que dé a luz a un heredero varón. Si no lo hace, el Trono de Hierro puede recaer sobre el hermano de Viserys, Daemon, un gobernante impulsivo y tiránico; o, si se rompe la tradición, en la hija adolescente del rey, Rhaenyra, cuyo reclamo al trono está destinado a tener una fuerte oposición.

La primera temporada de «House of the Dragon» replicó todo lo bueno que tuvo «Game of Thrones»: intrigas, traiciones, muertes, tensión, violencia, sexo, entre otras cuestiones, a través de personajes sumamente interesantes y llenos de matices. A diferencia de su serie madre, donde por ahí los protagonistas eran extremadamente buenos o malos, en este caso son mucho más complejos. Todos tienen buenas razones para hacer lo que hacen, podemos compadecernos de ellos o cuestionar algunas de sus decisiones moralmente dudosas. Es difícil estar de un lado u otro de las familias porque existe mucha ambigüedad y humanidad.

En su contra, existen muchos saltos temporales dentro de la historia, algo que tal vez no resulta del todo convincente, porque es difícil seguirle el hilo de cuántos años pasaron entre episodio y episodio. Entendemos que de otra manera la serie necesitaría muchísimas temporadas más para contar la trama, pero de todas formas se siente extraño. Además, la mayoría de los intérpretes va cambiando a medida que avanza la historia, para mostrar este paso del tiempo. Sin embargo, algunos no parecen tener la edad que debería tener su personaje. Por ejemplo, el hijo del medio de Alicent parece mayor que el primogénito, algo que no justifican en ningún momento.

De todas maneras, el elenco se encuentra más que correcto en los papeles que les toca interpretar y logran ensamblarse muy bien para que un personaje tenga la misma personalidad y característica, independientemente de que lo encarne otro actor. Pero también van evolucionando por las distintas situaciones que les toca vivir. Por ejemplo, Olivia Cooke, que interpreta a Alicent, construye un personaje sumamente complejo, como decíamos anteriormente, siendo víctima del poder y los deseos de su padre pero también imponiéndose para cumplir sus objetivos y reclamar lo que les corresponde a sus hijos. La Rhaenyra de Millie Alcock es insuperable, una mujer decidida a pesar de su corta edad, rebelde y transgresora para la época. Ambas actrices son descomunales. Paddy Considine con su rey Viserys que se va deteriorando a través del tiempo nos ofrece una clase magistral de actuación, con un gran trabajo físico y psicológico. Matt Smith se pone en la piel de Daemon, el hermano de Viserys, a lo largo de toda la temporada, un personaje con algunas decisiones cuestionables pero con otras muy acertadas. Su temple de acero, su lealtad para sí mismo y su solidez son envidiables. Pero más allá de algunos nombres particulares, todo el elenco en general es destacable.

Los aspectos técnicos acompañan de buena manera una serie de este estilo. Con una buena construcción de los escenarios, escenas épicas con dragones y logrados efectos especiales para mostrar el poder que tienen ciertos personajes. Por ahí se le puede criticar la falta de iluminación en algunos pasajes, pero en general no hay nada que objetarle.

Por otro lado, tal vez algunas situaciones se vuelven un poco repetitivas, como los partos de las mujeres y las complicaciones que van teniendo, o las distintas idas y vueltas de los personajes. Lo mismo ocurre con algunas lagunas argumentales o personajes que presentan y dejan de lado, pero nada de esto termina afectando al resultado final. 

Poco a poco la tensión entre las distintas casas va escalando, con algunas vueltas de tuerca impactantes y sorprendentes, hasta tener un final medido pero explosivo que nos deja con la boca abierta y que promete una segunda temporada de pura guerra, alianzas y enemistades. 

En síntesis, «House of the Dragon» resultó ser una grata sorpresa. Tal vez porque «Game of Thrones» dejó la vara bastante baja en sus últimos momentos o tal vez porque el producto en sí está bueno. Nos ofrece la esencia de su serie madre pero a la vez incorpora personajes nuevos, atractivos y llenos de matices que hace más fácil la identificación con cada uno de ellos. Con buenos aspectos técnicos y un logrado trabajo del elenco nos deja más que satisfechos. Probablemente existan algunas lagunas argumentales como también situaciones repetitivas y saltos temporales que no terminan de convencer, pero en líneas generales está más que aprobado.

Tráiler:

 

Samantha Schuster

 

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