«The Sinner», una temporada que no termina de convencer

En 2017 se estrenó «The Sinner», un thriller psicológico que impactó por su trama, pero sobre todo por la forma en la que se la abordó, ahondando en una mente en blanco perturbada, que nos provocó mucho suspenso y sorpresa. Si bien la historia de esta mujer que asesinaba sin razón aparente a alguien en la playa iba a ser la única temporada de la serie, a raíz de su éxito se produjo una continuación. Se tomó al personaje del detective Henry Ambrose como hilo conductor para traernos el caso de un niño que comete un doble asesinato. Otra buena entrega a puro misterio, que profundizaba el mundo de las sectas. Este año se estrenó la tercera entrega por USA Network y hace unos días se sumó a Netflix para traernos una historia interesante pero que baja un poco su calidad.

La tercera temporada de «The Sinner» nos presenta a Jamie, un profesor de historia de secundaria, que vive en los suburbios y está esperando un hijo con su esposa Leela. Sin embargo, esta vida tranquila se verá convulsionada con la aparición de un viejo compañero de universidad de Jamie, Nick, un hombre bastante complejo. Ambos se verán envueltos en un accidente de auto, aunque con la intervención del detective Ambrose esto se pondrá en duda y Jamie se convertirá en el principal sospechoso del crimen.

La serie comienza de una manera interesante, plantéandonos un nuevo misterio por resolver y un personaje que cometió un crimen por alguna razón que iremos conociendo con el correr del tiempo. Sin embargo, ya desde el principio nos presentan información sustancial de la trama que hace que se anticipe la resolución de forma muy temprana y que durante el resto de los episodios se generen muchas idas y vueltas sobre la misma historia. Esto hace, además, que se pierda el suspenso y misterio característico de la serie, se vuelva lenta y algo repetitiva por momentos. La trama pone sobre el tapete varios cuestionamientos filosóficos y existenciales sobre la vida y la muerte, el miedo, el peligro y la libertad. Algo atractivo, pero que se va diluyendo al reiterarse en varias oportunidades los mismos conceptos para justificar el comportamiento de Jamie y Nick, provocando una sobre explicación de los distintos temas para que le queden claros al espectador.

Por otro lado, es probable que en las temporadas anteriores hayamos podido empatizar más con los protagonistas, ya que los mostraban también como victimarios, producto de su entorno, no solo como sospechosos de un crimen. Si bien acá también tenemos la influencia de alguien externo, el propio Jamie cree en los mismos pensamientos que Nick, haciendo que sea difícil ponerse en su lugar hasta el final.

De todas formas, debemos destacar la labor de sus protagonistas, uno de los mejores elementos de esta temporada. A Bill Pullman ya lo habíamos visto previamente y continúa sólido en su rol, ahondando en sus traumas y fantasmas internos, de una manera más sutil que antes pero igualmente de forma bastante lograda, con su relación con su hija y nieto, su condición de salud y sus vínculos afectivos. Pero sobre todo tenemos que subrayar la interpretación de Matt Bomer, quien consigue mostrar un personaje totalmente normal, al mismo tiempo que se transforma en alguien violento y desbordado, que no puede controlar sus emociones. La escena final de esta entrega es digna de aplaudir. La relación entre ambos personajes es bastante particular, simbiótica y siniestra, no se sabe bien qué quiere uno del otro, pero sin dudas hay una innegable conexión entre ambos.

Si bien esta tercera temporada busca abordar temas más profundos y filosóficos como la muerte o el miedo con el que vivimos constantemente, esto hace que la serie se vuelva algo pausada, con varias idas y vueltas, disminuya el suspenso y se repitan conceptos que bajan un poco el nivel de lo que nos tenía acostumbrados «The Sinner». Sin embargo, debemos destacar las actuaciones de los protagonistas que logran elevar a la historia con su especial relación. La serie fue confirmada por una cuarta temporada, así que veremos qué nos deparará el próximo caso.

Tráiler:

 

Samantha Schuster

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