Crítica de «Ghostbusters: Apocalipsis fantasma» de Gil Kenan (2024)
40 años pasaron del estreno de «Cazafantasmas» (1984), aquella mítica comedia de fantasía dirigida por Ivan Reitman y protagonizada por varios comediantes del momento como Bill Murray, Rick Moranis, Dan Aykroyd y Harold Ramis (estos últimos dos siendo, además, los creadores y escritores de la historia). A pesar de tener varios inconvenientes respecto a su producción y cuestiones relacionadas a la realización del proyecto, «Ghostbusters» se convirtió rápidamente en una de las comedias más exitosas de los ’80 y también en una de las más recordadas. Eso dio paso a una secuela «Cazafantasmas II» (1989), no tan sólida como la original, dos series animadas y otros tantos comics y demás productos en otros medios (videojuegos, etc).
Como era de esperar, ante la falta de ideas o quizás las ganas de los estudios de apostar a lo seguro y explotar sus personajes conocidos, la franquicia tuvo un reboot en 2016 con un cast enteramente femenino, que a pesar de las buenas críticas no fue bien recibido por el fandom y fracasó en la taquilla. Años más tarde, se dio luz verde a una secuela de la película original titulada «Ghostbusters: El legado» (2021), en inglés «Ghostbusters: Afterlife», que pese a lidiar con retrasos por la pandemia del COVID-19 tuvo un éxito moderado de críticas y recaudación gracias a una equilibrada fórmula entre nostalgia y una historia entretenida que traía nuevos y atractivos personajes. Tanto es así que podríamos decir que es una de las pocas Legacy Sequels («Secuelas Legado») que supieron encontrar un terreno seguro sobre el cual erigir las bases del pase de antorcha a la próxima generación. Si bien todavía se encuentra en desarrollo toda esta cuestión, poco tiempo después se confirmó «Ghostbusters: Apocalipsis Fantasma» («Ghostbusters: Frozen Empire») que sería una secuela directa de la película de 2021.
Esta vez, la dirección de la película no recaería en Jason Reitman (hijo del director de la primera entrega) sino en uno de los guionistas de la entrega anterior, Gil Kenan («Monster House»). El largometraje retoma después de los eventos del film anterior, esta vez trasladándose de Oklahoma a Nueva York como era de esperarse, con Callie Spengler (Carrie Coon) y Gary (Paul Rudd) ya establecidos como pareja viviendo con los hijos de ella, Trevor (Finn Wolfhard) y su hermana Phoebe (Mckenna Grace) en el viejo cuartel de los Cazafantasmas. Mientras Gary busca ocupar el rol de figura paterna, el clan se dedica a atrapar fantasmas mientras que las autoridades locales no están muy contentas con el regreso de estos cazadores de lo paranormal. Al mismo tiempo, aparecerá en escena Nadeem (Kumail Nanjiani) que posee en su poder una vieja reliquia familiar que parece esconder una oscura entidad en su interior. Obviamente, todo esto desencadenará una suerte de «apocalipsis» que deberán combatir nuestros héroes (nuevos y viejos ya que volverán Murray, Aykroyd y Ernie Hudson que ahora es una especie de Nick Fury de los Cazafantasmas).
Comencemos diciendo que tras ese atractivo inicio que fue «Afterlife», «Frozen Empire» se encuentra inmediatamente un escalón por debajo. Quizás el principal problema es que se toma demasiado enserio a sí misma y trae algunas cuestiones complejas de fondo, dándole un halo de solemnidad que no permite que el humor termine de funcionar del todo. Nuevamente el foco está puesto en Mckenna Grace, y cómo no la dejan seguir combatiendo fantasmas porque es menor de edad, al mismo tiempo que le cuesta hacer amigos «reales» y se la pasa ensimismada en sus problemas como adolescente, por otro lado, tenemos a Gary queriendo ser aceptado como padre, mientras que Trevor busca mayores responsabilidades. Ray Stantz (Aykroyd) busca mantenerse relevante como estudioso de lo paranormal, mientras que Winston (Hudson) invierte su tiempo y recursos en formar a la próxima generación de Cazafantasmas. A no confundirse, se agradece que los personajes tengan su desarrollo y un peso dramático dentro de la narración, el problema es que en ese afán de darle mayor seriedad al asunto y en el enorme grupo de personajes que tiene se termina convirtiendo todo en un cóctel demasiado formal y prudente, quitándole gracia a la ridiculez del concepto en el que se basa la franquicia (una especie de control de plagas sobrenatural que da paso a momentos risibles).
A su vez, es esperable que el rol de los cazafantasmas originales (al menos los que quedan) esté limitado para darle mayor exposición a la nueva generación, pero supieron, de alguna forma, homenajear a Murray y Aykroyd y darle mayor relevancia, quizás la que no tuvieron en las primeras películas Ernie Hudson y Janine Melnitz (Annie Potts).
«Ghostbusters: Apocalipsis fantasma» vuelve a rendir culto al film original por medio de la nostalgia, al mismo tiempo que busca despegarse mediante sus personajes nuevos, quedándose a mitad de camino por su enorme cantidad de personajes. Si bien podríamos considerarla como fallida en varios aspectos (especialmente en la comedia) la película es lo suficientemente entretenida como para seguir manteniendo viva una franquicia la cual supo ver momentos mejores, pero tampoco está tan mal como varias de sus contemporáneas que buscan seguir siendo relevantes en la cartelera.
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Martín Goniondzki