Crítica de »Lion: Un Camino a Casa» de Garth Davis (2016)

El mercado cinematográfico en Argentina es muy cambiante y, a veces, impredecible. Como es obvio, los tanques de grandes productoras llegan en tiempo y forma, pero las más pequeñas, tardan meses o bien, no llegan nunca y hay que quedarse con las ganas de verlas en una pantalla acorde y con buen sonido.

Pero siempre hay excepciones, y de vez en cuando podemos ver films con poco delay entre su estreno en el mundo y nuestro país. Este es el caso de «Lion: Un camino a casa» («Lion», 2016), estrenada a mediados del 2016 en distintos festivales, el 25 de noviembre en Estados Unidos, y finalmente, el 19 de enero de este año en Australia.

La cinta es una co-producción Australiana-Estadounidense-Inglesa dirigida por Garth Davis, debutante en largometrajes luego de haber trabajado en el corto «Alice» y habiendo dirigido algunos episodios de las series «Love of my way» y «Top of the lake». «Lion» está inspirada en «A long way home», novela autobiagráfica escrita por Saroo Brierley.

La premisa del film, basado en una historia real, es la siguiente: En la India, dos hermanos, Saroo y Guddu, recorren su vida tratando de ganarse el pan para darle de comer a su madre y su familia. Sumado a la pobreza y miseria que viven allí, todo se agrava cuando Saroo se queda dormido en un tren y termina perdido en el medio de Calcuta, sin conocer ni el idioma ni a nadie. De ahí, será un viaje dónde pasará todo lo peor posible, hasta terminar en un hogar que le encuentra una familia en Australia. Allí conocerá a Sue (Nicole Kidman) y John Brierley (David Wenham), padres adoptivos, que le darán casa y amor hasta su adultez, donde veremos a un Saroo interpretado, ahora sí, por Dev Patel. A partir de aquí, será un viaje de introspección y búsqueda de un pasado arrancado a la fuerza, y donde Saroo deberá investigar sobre sus orígenes.

Técnicamente es una película correcta, sin nada que sobresalte en demasía, lo más destacables es la fotografía, a cargo de Greig Fraser, con una paleta de colores cálidos, y algunos planos «Mirada de dios» a través de distintos escenarios y situaciones. Lo más llamativo en este campo son los planos a los paisajes naturales, como el mar, el desierto y algunos bosques.

La música, de la mano de Volver Berltelmann y Dustin O’Halloran acompaña muy bien a lo largo de todo el largometraje.

Aún con todos estos puntos a favor, el film tiene problemas de narración: La película no respeta orgánicamente la estructura de 3 actos. La introducción es demasiado larga, con un ritmo muy lento, se pierde demasiado en el nudo con escenas innecesarias que poco aportan a la trama, y el desenlace se torna muy rápido, haciéndote pensar y decir: »¿Ya está?». Afortunadamente, para un poco de cambio de aire, a mitad de película el ritmo cambia y se hace más activo con la presencia de Dev Patel en escena.

Actoralmente es impecable, con grandes nombres en pantallas, liderados por Dev Patel, que cada vez actúa mejor y se saca de encima ese encasillamiento de Anwar en «Skins», Jamal Malik en la galardonada «Slumdog Millionare», y el horrible papel en la infame »The last Airbender». Este año también metió una gran actuación en «El hombre que conocía el infinito», junto a Jeremy Irons. Los otros actores, Rooney Mara, Nicole Kidman y David Wenham cumplen con sus papeles de manera creíble, pero nada como para recordar.

En definitiva, «Lion» es una película punzante y emotiva que nos hace reflexionar sobre el mundo, sobre la pobreza y la falta de oportunidades en ciertas partes del mundo. Visualmente sobresaliente, con algunos problemas de narración, cumple con lo cometido: Nos cuenta una historia y entretiene. Veremos si logra algún galardón en los Oscar.

Todo lo recaudado será donado a chicos en situación de calle alrededor del mundo, una oportunidad para ver una película en el cine y a la vez, aportar.

Puntaje: 3/5

Tráiler: 

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