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Crítica de «Vidas Pasadas» de Celine Song (2023)

La familia de Nora (o Na Young, su nombre en coreano) emigra de Seúl, Corea del Sur, a Toronto, Canadá, cuando ella tiene 10 años. Sin embargo, y a pesar de sus ganas de irse de su país de origen, queda muy marcada por el vínculo que tuvo con un amigo del colegio a esa edad. 12 años después, ya instalada en Nueva York donde estudia teatro, vuelve a encontrarse con él de manera virtual y retoman ese vínculo especial que habían creado tiempo atrás. Y tiempo más tarde volverán a contactarse.

«Vidas Pasadas» (o «Past Lives» por su nombre en inglés) es el debut cinematográfico de la directora coreano-canadiense Celine Song, quien toma parte de su propia historia para construir un relato semi-autobiográfico que habla sobre los encuentros y desencuentros amorosos a lo largo del tiempo, el destino, las conexiones, las segundas oportunidades, la casualidad/causalidad. Cómo a pesar de que a veces uno pueda tener ciertos sentimientos hacia una persona, las cuestiones espacio-temporales pueden complicar los vínculos. Pero también habla sobre el arraigo, las diferencias culturales, y la identidad.

Es así como estamos ante una linda pero triste historia, de esas que nos dejan (de buena manera) una sabor agridulce por retratar cuestiones de la vida cotidiana, que pasan de manera mucho más frecuente que esas tramas románticas edulcoradas y de ensueño que muestran muchas películas. Algo que pudimos ver en la saga «Antes del amanecer» de Richard Linklater o más recientemente en la aclamada serie irlandesa «Normal People», la cual presentaba una temática y un tratamiento similar, pero que no son tramas que aparezcan de manera tan recurrente en la industria porque la gente suele querer ver cosas que terminen bien más que cosas realistas, pero, en muchos casos la honestidad y sensibilidad también es valiosa.

Además, y tal vez por tratarse de su propia vida o por la sensibilidad que manejan los autores orientales (a diferencia de algunas producciones occidentales que pueden carecer de alma), la directora Song le imprime un dejo de nostalgia y una profundización particular a los personajes.

La misma se cuenta a través de tres líneas temporales distintas, que están divididas en períodos de 12 años de diferencia entre cada una de ellas, donde podemos ver la evolución de los protagonistas, a qué se dedican, si tienen un vínculo amoroso con otra persona o cómo repercute el estar en contacto o no con la contraparte. Su desarrollo es atinado, convincente y logra involucrarnos en la vida de estas dos personas.

Greta Lee como Nora y Teo Yoo como Hae Sung, su amigo de la infancia, hacen un buen trabajo para mostrar esa madurez que va adquiriendo su personaje y llevar a buen puerto la amistad/vínculo más afectivo que van construyendo a lo largo de los años, en diferentes contextos.

En síntesis, «Vidas Pasadas» es una lograda ópera prima de Celine Song, a quien será interesante seguir de cerca. La directora y guionista consigue plasmar parte de su propia historia en una película sensible, honesta y melancólica sobre el amor y el desamor a lo largo del tiempo. Conmovedora, linda y dolorosa, de esos films que nos hacen sentir y que se quedan estancados en nuestra mente y corazón por un tiempo.

Puntaje:

 

 

Tráiler:


 

Samantha Schuster

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