Crítica de «El libro de las soluciones» de Michel Gondry (2023)
El director de «Eterno Resplandor de una Mente sin Recuerdos» (2004), vuelve a la pantalla grande con una comedia que incluye ciertos elementos autorreferenciales al mismo tiempo en que le rinde un tierno y afectivo homenaje al cine y a la producción cinematográfica.
Después de su paso por el Festival de Cine de Mar del Plata y del Festival de Cine Francés, llega a las salas comerciales el último trabajo del director que no realizaba una película desde hace 8 años (su último film había sido «Microbe et Gasoil» de 2015). Aparentemente, Gondry se cansó de las mieles de Hollywood, tras la fallida «El Avispón Verde» (2011) para volver a realizar películas en su país natal donde puede confeccionar historias más intimistas aunque cargadas de su particular estilo que busca explorar diversos métodos y técnicas audiovisuales.
«El Libro de las Soluciones» sigue a Marc Becker (Pierre Niney, que compone una especie de alter ego de Gondry), un director de cine que está atravesando una crisis profesional donde duda de su talento y varias cosas por el estilo. Al mismo tiempo, tiene una actitud pedante y altanera con sus colaboradores como con su mano derecha Charlotte (Blanche Gardin), la montajista del film, y Sylvia (Frankie Wallach), la productora.
El problema comienza ni bien arranca la película, cuando los ejecutivos le comunican a Marc que no están contentos con el resultado y que le van a sacar la potestad sobre el corte final para proteger la inversión realizada (una no muy sutil crítica del bueno de Michel a la industria y sus mecanismos de control sobre el arte). Marc decide implementar el plan b y escapar junto con Charlotte y Sylvia a la casa de su tía Denise (Françoise Lebrun), para tratar de terminar la película bajo sus propios términos.
Estamos ante una comedia irreverente, sumamente interesante que no da respiro alguno, donde el director galo no sólo presenta sus respetos al arte y al oficio cinematográfico sino que además se anima a realizar una crítica desde adentro tanto a los estereotipos que siguen apareciendo en la industria como a su propia excentricidad y su perfil como cineasta.
El timing que tiene el relato para la comedia es avasallante, tiene un gag tras otro y logran dar bastante en el blanco. Todo esto motivado además por un sublime trabajo de montaje como es habitual en las películas de Gondry. Nuevamente el director demuestra que no tiene miedo de desafiar la narrativa cinematográfica convencional y tampoco le teme a la autoparodia o al absurdo.
«El libro de las soluciones» presenta un regreso triunfal de Michel Gondry al cine, en un relato que dialoga con el mismo mundo al que pertenece (el concepto de cine sobre cine lo vimos incontables veces pero aquí está muy bien empleado). Una película que desborda creatividad y virtuosismo, a través de la ciclotimia de su protagonista y la forma en que refleja su interior cargado de ansiedad, neurosis y depresión. Un film delirante, hiperactivo que se beneficia de un guion excelente donde el propio Gondry se ríe de sí mismo y desborda ocurrencias (la intervención de Sting que tiene un pequeño papel es un claro reflejo de ello).
Puntaje:
Tráiler:
Martín Goniondzki