«Miss Jerusalem», una segunda temporada igual de intrigante

Este año se estrenó en Netflix la primera temporada de «Miss Jerusalem», una serie que retrata la vida de los Ermosa, una familia judía que no solo deberá lidiar con sus conflictos personales, sino también con un contexto histórico y social convulsionado que provocará distintas consecuencias en su día a día.

Hace poco llegó a la plataforma la segunda entrega, que sigue ahondando en la vida diaria de los distintos miembros de la familia a través de dos líneas temporales que se van sucediendo. En el pasado los conflictos con los árabes hicieron que se cierren las fronteras, perjudicando el comercio y la economía familiar, mientras que en el presente ya estalló la Segunda Guerra Mundial. A pesar de la lejanía, muchos jóvenes se inscribieron para pelear por su pueblo, como también muchas personas que se habían ido a Europa regresan (o intentan regresar) a su lugar natal para escapar de las atrocidades. Ambas circunstancias servirán de obstáculo y condicionamiento para los Ermosa, como también de entretenimiento para el público, ya que son hechos tan interesantes como conflictivos.

Es interesante continuar viendo la evolución de los personajes a través del tiempo y cómo el contexto influye en cuestiones de la vida cotidiana. Es así como podemos entender por qué los distintos miembros del clan familiar van cambiando su parecer, su personalidad y su carácter. Son los distintos hechos por los que tienen que transitar los que moldean su forma de ser y comportarse. Esto provoca que podamos empatizar con un personaje en una de las líneas temporales pero en la otra no tanto por su inmadurez, su capricho o por tomar malas decisiones o moralmente cuestionables. O a veces al revés: la vida los castigó tanto que se volvieron resentidos o malhumorados.

En todo momento pasan cosas, nada se vuelve monótono, repetitivo o aburrido a pesar de que se retrate la vida misma, porque todo está cruzado por algo impactante o una situación llena de tensión que pondrá en vilo a todos los personajes.

Los aspectos técnicos siguen manteniendo un buen nivel. Su reconstrucción de época como la destacada fotografía que marca los cambios temporales son dos de los puntos fuertes de la serie.

Lo mismo ocurre con las actuaciones de un elenco cada vez más consolidado en sus roles. Todos logran incorporar los hechos históricos como parte de su propia trama y reaccionan de acuerdo a los que les va pasando de una manera natural y totalmente creíble. Los sentimientos siempre están a flor de piel.

Seguramente la serie siga teniendo más temporadas, porque la historia de la familia, como la del lugar en el que viven, está lejos de terminar. Una entrega que se vuelve cada vez más interesante y atractiva por las distintas situaciones que nos van presentando. Un acercamiento a una cultura diferente pero que podemos empatizar porque transitan por todas cuestiones muy humanas.

Tráiler:

 

Samantha Schuster 

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